Crítica de “Materialists (Amores Materialistas" (2025)
- Mariano Viza T.
- 17 ago
- 3 Min. de lectura
Después de haber dirigido y escrito Past Lives, Celine Song vuelve a contar la historia de un triángulo amoroso. La diferencia, esta vez, es que no lo hace en clave de tragedia romántica, sino como una “comedia”. Con un trío protagónico conformado por Dakota Johnson, Chris Evans y Pedro Pascal, Materialists ha llegado a la pantalla grande.
Escribe Mariano Viza T.

La película sigue a Lucy (Dakota Johnson), una casamentera moderna que trabaja en Nueva York. Se mantiene como una soltera eterna bajo el lema: “morir sola o casarse con alguien rico”. A pesar de su éxito laboral, empieza a hartarse de sus clientes debido a sus estándares irreales. En ese contexto, durante una boda, conoce a Harry (Pedro Pascal), un empresario exitoso que cumple con todos sus requisitos: es rico, apuesto y alto. En ese mismo evento, se reencuentra con su exnovio John (Chris Evans), un actor de teatro sin éxito, que ahora trabaja como mesero en eventos.
Entre un nuevo amor y la reaparición de uno del pasado, Lucy comienza a cuestionar tanto sus estándares como su profesión. Este conflicto se intensifica cuando se entera de que una de sus clientas ha sido víctima de abuso por parte de alguien con quien ella la puso en contacto. En medio de esta vorágine emocional, Lucy decide terminar con Harry al darse cuenta de que no lo ama, pese a que cumple con todos sus requisitos, y se da una oportunidad con John, aun sabiendo que su situación económica no es la mejor, pero creyendo que él sí es su verdadero amor.
Past Lives, para mí, en un primer visionado, no me emocionó; más bien me aburrió. La veía como una historia de amores imposibles con la que no conectaba. Con toda esa aura de silencios y personajes cuya caracterización me resultaba desentonada, los percibía más bien planos y sin atractivo alguno. Sin embargo, en un segundo visionado no solo disfruté la película, sino que verdaderamente entendí las intenciones de la directora. No es, como creía, una historia sobre amores imposibles, sino más bien sobre identidades y sobre quiénes dejamos de ser con el tiempo, cómo estas pueden perdurar a través de recuerdos que otras personas pueden comprender, y también sobre el amor que uno elige, aun cuando las narrativas modernas dicten lo contrario. Para mi mala suerte, en Materialists no es el caso.
Entiendo la crítica que la realizadora plantea en su reciente largometraje: la concepción conservadora y capitalista del amor, las relaciones y el matrimonio. Creado a partir de una ilusión de romance, este es más bien un contrato que se firma, una inversión que se espera produzca dinero en lugar de estabilidad emocional y formación de un hogar. Las personas se cosifican en la búsqueda del ser humano perfecto, que antes que deslumbrar por quién es, debe cumplir con ciertos estándares irreales. No por nada se menciona a Frankenstein. También hay una crítica a las aplicaciones de citas y a los peligros que estas pueden ocasionar, los cuales son denunciados día a día.
Aun así, todo lo que Song busca señalar como negativo es tratado muy por encima en lo que respecta a los protagonistas. Harry (Pedro Pascal), aun cuando ha experimentado con su cuerpo para convertirse en una especie de hombre perfecto que busca el amor verdadero, carece de amor propio; en lugar de conocer a alguien de forma natural, recurre al servicio de casamenteras. Lo mismo ocurre con la víctima de acoso, cuya trama parece caricaturizada para que le vaya mal. Todo el tema de su ataque aparece de manera abrupta, sin construcción previa. Se aplaude el intento, pero la ejecución falla.
Por último, lo que derrumba todo lo que Song intenta construir es la resolución entre Lucy (Dakota Johnson) y John (Chris Evans). En lugar de hacer que terminen juntos, habría sido más coherente que ambos se abrieran al mundo a partir de su propio crecimiento, en vez de “casarlos” como si el camino recorrido hubiera sido de madurez. Ambos tienen un potencial desarrollo personal antes que de pareja, pero acaban en un romance forzado que contradice lo que se intentó establecer en sus respectivas narrativas.
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