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16 Festival de Cine Al Este: "Cuando el teléfono sonó" (2024)

Actualizado: 5 jul

En el marco del Festival de Cine Al Este, se proyectó la película serbia Cuando el teléfono sonó (Када је зазвонио телефон), de la cineasta Iva Radivojević, como parte de la sección competitiva Primera Línea. En ella seguimos, a través de recuerdos, la infancia de Lana, quien se ve obligada a madurar de forma abrupta a partir de una llamada telefónica.


Cuando el teléfono sonó
"Cuando el teléfono sonó" (2024). Fuente: Variety

¿Cuál es la manera correcta de madurar? ¿Es un proceso natural? Cada quien lo vive de forma distinta. El crecimiento de una persona está marcado, directa o indirectamente, por el lugar de donde viene, el nivel socioeconómico, cultural, e incluso político y geográfico. En un país tan diverso como el Perú, esto es algo que notamos a diario en las distintas personas con las que nos cruzamos. Estas reflexiones surgieron en mí después de ver Cuando el teléfono sonó, de la cineasta serbia Iva Radivojević.


En esta cinta seguimos a Lana a lo largo de diversos momentos de su temprana adolescencia. A los 11 años, recibe una llamada en la que se le informa sobre la muerte de un familiar. A partir de ese momento, distintos sucesos, tanto cercanos como lejanos, comienzan a moldear su mundo. Por un lado, enfrenta acontecimientos como la muerte o la drogadicción de personas cercanas; por otro, el trasfondo político muestra una nación en proceso de descomposición, como lo fue Yugoslavia en los años noventa. Con llamadas que llegan cada viernes, exploramos los recuerdos de la protagonista, y quizá, muy en el fondo, también los de la directora. Estos recuerdos nos sumergen en una infancia vivida entre un amor platónico, la curiosidad por espiar a los vecinos e imaginar sus vidas, y una confesión amorosa inesperada.


Lo que en el cine americano se enmarca dentro del género coming-of-age —centrado en las adolescencias y etapas de crecimiento, con una estructura narrativa convencional— es abordado aquí de manera distinta por Radivojević. La directora opta por explorar los recuerdos desde una perspectiva onírica, a veces carente de lógica lineal. La película se acerca al formato documental, con una voz en off que narra episodios del pasado. Las imágenes y el sonido contribuyen a generar una atmósfera de melancolía, pero también de extrañeza, bordeando lo fantástico. No necesariamente por utilizar recursos irreales, sino por la sensación de que los recuerdos transcurren en un constante loop, repitiendo el mismo día una y otra vez.


La decisión estética de utilizar el formato 4:3 y película analógica va más allá de una simple elección visual. Nos traslada a un pasado casi tangible: el grano de la imagen y el encuadre cuadrado, similar al de una polaroid, encierran a los personajes en un espacio visual que se repite, como los recuerdos que se convierten en anécdotas reiteradas. Es curioso que el presente, aunque sea el punto desde donde se recuerdan estos momentos, permanezca invisible durante toda la película. Nunca se nos muestra ni se nos da una idea clara de cómo luce. Parece ser algo abstracto, como ese final donde viajamos por un túnel oscuro en el que lo que se ve y se escucha carece de forma definida —como también lo es el paso de la niñez a la adolescencia, y de ahí a la adultez. No tiene una forma ni una manera correcta de suceder. Simplemente ocurre.


Cuando el teléfono sonó se proyectará nuevamente el martes 10 de junio. Se pueden comprar entradas a través del siguiente enlace: https://www.joinnus.com/events/cine/lima-cuando-el-telefono-sono-69372



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