29 Festival de Cine de Lima: Crítica de “La misteriosa mirada del flamenco" (2025)
- Mariano Viza T.
- 13 ago
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La misteriosa mirada del flamenco, ópera prima del chileno Diego Céspedes, compite en la Competencia Ficción del 29° Festival de Cine de Lima. La película, que tuvo su estreno mundial en el reciente Festival de Cannes —donde ganó en la sección Un Certain Regard- es una especie de western queer en el desierto de un Chile ochentero. A opinión del autor, una de las grandes películas del festival.
Escribe Mariano Viza T.

La misteriosa mirada del flamenco, ópera prima del chileno Diego Céspedes, fue parte del reciente Festival de Cannes, donde ganó en la sección Un certain regard. La cinta transcurre en un desierto del norte de Chile en 1982, dentro de un campamento minero. Allí seguimos a Lidia, una niña criada por una comunidad de travestis, y testigo de la llegada del sida al país. La principal afectada es Flamenco, una de las travestis, pero también la comunidad entera, golpeada por los prejuicios de una época marcada por la intolerancia y el estigma.
La misteriosa mirada del flamenco oscila entre lo cómico y lo trágico, aunque se inclina más por esto último, incluso si sus momentos graciosos resultan efectivos y disfrutables. Hay espacio para el baile, la música y el enamoramiento, pero todo está cubierto por una sombra: la muerte acecha a través de una enfermedad apenas comprendida en ese tiempo. Céspedes utiliza la figura de una fábula —la mirada de quienes contagian a los sanos— como metáfora de cómo fue percibida la llegada del sida: como una enfermedad asociada exclusivamente a los homosexuales, lo que derivó en discriminación y rechazo, cuyas secuelas aún persisten.
El director construye una historia que busca redimir a las personas marginadas por medio de un relato de comunidad casi familiar, y de una historia que, aunque se presenta como venganza, termina siendo sobre el perdón y la aceptación.
La película evita el panfleto. Su mensaje se expresa desde la narración misma, proponiendo un diálogo más que una imposición. Aunque puede percibirse cierto tono edulcorado —especialmente por cómo concluye—, esto responde a una decisión deliberada. La esperada escena final de venganza, típica del western, es sustituida por una fantasía: el acto imaginado por una niña que canaliza su rabia tras la muerte de su madre y, en cambio, elige perdonar incluso al asesino. El mensaje es claro: frente al odio y la ignorancia, la respuesta es la tolerancia. Visualmente, la cinta juega con elementos del western y del melodrama, integrando momentos de ligereza y color en contraste con el trasfondo dramático.
Quizá la película se debilita en su tramo medio, al centrarse en la dinámica entre la comunidad travesti y los mineros, donde abunda el humor y se pierde cierta tensión dramática. Sin embargo, su inicio y final son potentes y logran sostener el relato. La misteriosa mirada del flamenco propone un western donde el clímax no es la venganza sino el perdón, con un elenco coral que, a pesar de tener pocos diálogos, construye personajes con profundidad. Puede tambalear en su ritmo, pero es una propuesta atractiva y sensible que se atreve a combinar géneros para hablar de una época de intolerancia desde un lugar íntimo y humano.
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